lunes, 14 de septiembre de 2009

Mañana.

Esa mañana era calurosa y tediosa, es usual esperar algo de alguien para comenzar a dar.
-No se puede fingir cuándo hay amor y no hay voluntad. 
Pensaba mientras movía un té de manzanilla; 
el clima era pesado y había fumado más de una cajetilla de cigarrillos.
Tomé tu mano mientras te veía a los ojos, jamás había estado en ese cafetín y estoy segura que jamás lo haré, el entretejido de mi chal distraía mi atención de el ventanal que daba al centro de la ciudad.
No podía estar contigo, mi corazón se rompía al pensar en ti, no puedo estar contigo ni con nadie más, necesitaba sentirme libre para sentirme viva, así nos conocimos y así es ahora.
Tu pensaste que estaba bien, porque estaba ahí, pero tu compañía me asustaba cada vez más, 
veía el morete de mi pierna izquierda mientras te hablaba.
Recordaba de un momento la vez en que nos conocimos, cuándo charlamos por primera vez, y el tedio de mi constante búsqueda hacia ti.

Tu pensaste que no di nada de mí, 
pero te di lo que no sabía que existía. 

Ahora es para mí y para nadie más. 

No hay comentarios: