Es lunes.
Malditos lunes.
Prendo el teléfono, al fin lo tengo conmigo.
Un mensaje, es él.
Su voz siempre fue profunda y masculina, al oírlo sentí que me pegaron en las rodillas.
Cómo lo extrañé durante tanto tiempo, cómo pensaba en él al ducharme.
Ahora tomo una ducha en la tina y me invade la nostalgia de nuevo, siento esa presión en el pecho que me sofoca, siento esas ganas de salir corriendo de nuevo.
Recuerdo cuándo fui a su casa y preparó café para ambos, yo dejé caer un poco en mi rodilla y lo limpió con sus dedos, en ese momento sentí que lo amaba, fue cómo una epifanía.
Me hubiera gustado decírselo en ese momento, cuánto amaba la forma en que me veía de lejos, cuánto amaba el olor de su cabello negro, sus manos grandes. Cuánto amaba también tenerlo cerca y rozar sus manos con las mías, su risa tan sincera y grande, su ropa siempre oscura, cuánto amaba verlo caminar acercándose a mi y el sentimiento que me causaba pensar que al estar a unos centímetros míos, me besaría. Cuánto amaba su encorvada y gran silueta. Cuánto lo amaba a él.
Ahora tengo una vida después de él, un par de trabajos, un par de amigos, un montón de zapatos, un par de hombres aburridos de camisas de diseñador, un par de adicciones, un par de vibradores, un par de días de soledad, un par de excusas, un par de obsesiones, un par enemigos, un par de días malos, un par de días buenos, un par de basureros, un par de cuadros, un par de poemas, un par de mascotas, un par de deudas, un par de botellas de alcohol.
Pero no lo tengo a él.
lunes, 16 de agosto de 2010
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2 comentarios:
Ahora tengo una vida después de él. Magnífico! te dejo un abrazo fuerte :)
Un abrazo para ti!.
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