sábado, 26 de abril de 2014

Mamita.

Son casi las 8 de la noche en sábado. Luego de comer una condimentada cena de una cocina vietnamita y algo naranja, asqueroso (Los primeros 2 minutos) pongo a Chalie Zaa en el grooveshark con ese aire de nostalgia pensando en mi mamita.
Cuándo tenía 9 años mi papá regresó de Niu Yolk y le regaló a mi madre lo que serían los primeros discos piratas que tendríamos en casa. Ahí había un montón de música del recuerdo, entre ellos el favorito de mi mamita, un CD de Charlie Zaá que sonaba en casa todos los domingos. Yo me memoricé las letras sin saberlo y le agarré ese gusto a estas tonadas amarillentas y de acordes de los grandes de los boleros de Oro.
Esta música siempre me recuerda a mi resignada madre y me llena de paz. Aunque mi mamá no es la mujer más habil con eso de los "mpm3.. 4" ó los "diviridis de música" siempre trato de rodearla de la música que ella disfruta. La última experiencia musical del tercer tipo que tuve con mi madre fue para el pasado concierto de José José en Guatemala, en el horrible y terrible "expocenter" de Tikal Futura (Mi idea del "Futuro" siempre involucró utopías cincuenteras de tecnología), esa trascendental experiencia madre-hija involucró una carísima por lo tanto estúpida cena que mi mamá NO se acabó (En esta casa no se desperdicia, lo que no se come lo hacemos fritanga y si sobra fritanga lo licuamos y hacemos sopa, si la sopa se queda la volvemos a hervir y el perro de doña Sheni se lo come) y fuertísimos medicamentos para un fuego del tamaño de un tomate en mi labio. (Aunque me molestaba tenerlo en el hocico, sabía que Dios existía luego de que el examen de herpes diera negativo). Luego de escuchar la casi extinta voz del maestrísimo José José y que varias mujeres se subieran al escenario a darle su besito cachichurris (Y mi mamá con ganas pero habían demasiadas mesas interponiéndose), la experiencia estaba completa. Para mi fue la cosa más maravillosa del mundo: Tener ahí a mi madre, escuchando boleritos sentimentales y un poco machistas. Mi madre estaba totalmente fascinada.
(Poco después me enteré de que mi hermana la llevó a ver a Mijares y la experiencia ya no fue tan especial, pero seguía habitándome de manera sentimental, José José, es José José)
De nuevo, con la gracia cuasi cantinflesca de desviarme del tema, reitero: Luego de poner a Charlie Zaá (Popularisimo como algunos artistas específicos entre las mujeres migrantes de la generacion de los noventas (Debido al boom de la piratería) en los Estados Unidos, (tema interesante para indagar en otro post)) me entró la tranquilidad de cavilar sobre el tema de feminidad.
La relación con mi madre siempre fue especial, porque sentí siempre a una aliada, a una compinche que entendía el dolor y alegría de ser mujer.
Mi madre ha sido una de las mujeres que conozco, más golpeadas por la vida, por tanto, una de las mujeres más tigueras que hay. Una le puede dar un puñetazo en el ojo y ni siquiera pestañará. Y con el ojo bueno encontrará la perspectiva ideal para pegarte en la cabeza con la toalla del trapeador, o mejor aún, su súper poder de hace algunos años, una patada voladora en cuatro dimensiones.
Esa misma mujer dura como una roca e ilegible como una receta médica, se derrite con los boleritos. Los canta con una dulce voz, encarna el personaje de la letra y al final lanza un suspiro quebrado.
He visto llorar a mi madre cuatro veces en la vida: La primera, a los cinco, otra,, a los ocho, la siguiente, a los trece y una vez más, a los veintiuno. Pero con los boleritos, esta mujer siempre esta al borde de las lagrimas, y eso lo he visto incontable veces (Y yo, orgullosamente, herede ese mal)
Mi madre me inspira esa complicidad hacia las mujeres. No es una empatía, es más bien una fuerte sororidad.
No tengo muchas amigas, de hecho es muy dificil encontrar amigas en un lugar como Guatemala, donde la mayoría de la sociedad va proclamando ese machismo incrustado en el tuétano.
Me molesta de parte de los hombres, pero de parte de las mujeres, me duele, me duele muchísimo.
Las pocas amigas que tengo, las he cultivado con los años y con ideales compartidos. Me gustan las mujeres que son congruentes y que no se atreven a juzgar a alguien por decisiones de identidad.
Me gusta la gente inteligente y hasta cierto punto con una ingenuidad en el amor, en el figurado corazón. Me gusta la gente que ama y rie. La gente con una idea de integridad a la que le es fiel.
Mi mejor amiga tiene mi edad (Cosa que a ambas nos sorprende), y a mi mamá le fascina, ("Es bien pelada para decir y hacer las cosas igual que vos vistesss" En la jerga de mi madre, esto es un gran cumplido)
Sin embargo, las mejores cualidades para mi y mi circulo pueden ser defectos para una gran mayoría de la sociedad tan conservadora guatemalteca. Y repito, una de las cosas que más me pesa es esa falta de lealtad femenina.
Estoy segura que no solo yo lo he encarnado, sé que muchas de mis queridas amigas y mi alma gemela: mi hermana bellísima, han pasado incontables veces por eso.
Muchas mujeres me han hecho de menos por mi edad, por mi manera de vestir, por mi manera de hablar, por mi manera de reir, por la manera de expresarme, por mis ideales y por mis convicciones como persona.
"Que por puta", "Que si es mujer, como se le ocurre", "Que quién va a tomar en serio a una pisada que ande a verga cuándo sale", "Que quién se cree esa niñita hablando como que si fuera una graduada", "Que mira esa puta igual de shuma que sus amigas mariguaneras", "Que no ha estudiado no hay que oirla", "Que saber a quien se chimo por ese trabajo", "Que una mujer que se tome esas fotos no se respeta", "Que una mujer que hable así solo esta esperando a que le falten el respeto", "Que parece cholera, mira las mierdas que dice", "Que parece shuma, solo malas palabras usa", "Que como baila", "Que como camina", "Que fijo la violaron por eso es asi", "Que es resentida porque es pobre", "Que anda criticando a los de pisto porque no tiene", "Que se las lleva de feminista y anda enseñando las tetas", "Que tiene veinti tantos que va a saber de la vida", "Que se caso por los papeles", "Que se caso para que le dejaran de decir puta", "Que fijo se acuesta con esos dos a la vez", "Que se coge a la amiga porque son parejas en secreto", "Que es lesbiana pero no lo acepta", "Que es una gran estrecha", "Que es muy zorra", "Que seguro le pegaban de niña", "Que seguro es coquera", "Que seguro vende perico", "Que anda con puros huecos y drogadictos porque es insegura", "Que seguro le pega el traido porque quien va a aguantar a alguien así", "Que fijo el traido se coge a la amiga porque esa coge mal", "Que dicen coge bien porque se ha chimado a un montoón","Que es mujer y es bien puta" y "Es bien ignorante", "India", "Wira", "Shuma", "Corrientona", "Tiene planta de cholera", "Que seguro anda con mareros".

No me molesta la rivalidad entre humanos, es natural, pero me molesta mucho cuando alguien juzga en base a la moralidad heredada de un sistema patriarcal y conservador. Racista y clasista.

Una ama de casa que decide serlo, es tan digna como cualquier otra mujer. Pero es juzgada por las hembristas que piensan que tienen la potestad de decidir el destino de una generación entera de mujeres. Una activista bisexual que trabaja por la igualdad de género es tan digna como esa ama de casa, aunque sea juzgada por puritanas que piensen que una mujer necesita encontrar su lugar dentro de una sociedad definida por la religión y el patriarcado.
Hay muchas contradicciones en las posturas. El valor de un ser humano no se mide por el género o por sus ideales. (Obviamente esta realidad es cuestionable cuando se afecta de manera directa a otras personas ocasionándoles cualquier tipo de daño)
Una no tiene la verdad absoluta, porque esta no existe. Y por eso es tan cobarde juzgar a alguien por obrar de cierta manera con la condicionante de su genero sexual.
Nunca es tarde para aprender, nunca es tarde para dejar de juzgar y uno no se debe de cansar de estar equivocado.
Yo sigo aprendido desde muy temprano de la gran mujer que es mi madre, y ella sigue aprendiendo de mi. Yo soy abierta sobre mi vida con ella. Desde que tengo memoria en casa se habla y debate sobre la libertad y potestad sobre la vida y la autonomía de desiciones.
Mi madre sabe mis pesares y tristezas, ella conoce a mis amigos, ella sabe de mis amantes, ella sabe de mis miedos y mis alegrías, ella sabe las drogas que me meto o me he metido, ella sabe de mi bisexualidad, de mis abortos, de mis posturas y convicciones. Y aunque no apoya todas no las contradice y hasta ha sabido darme la razón cuándo le duele y ha sabido quitarme la razón cuándo a mi me duele.
La última vez que vi a mi madre, me dijo entre lágrimas las palabras mas hermosas que se le puede decir a un ser humano tan vulnerable como yo:
"Vos siempre fuiste diferente y como me sacaste de canas. Pero eso es lo que me hace estar orgullosa de vos. Te admiro. Te amo y estoy feliz de que no seas como las demás"
Y con esta memoria me corrijo: He visto llorar a mi madre cinco veces en mi vida. Y esa que les cuento, fue la última.

1 comentario:

una apio dijo...

Regreso y vuelvo a regresar a este texto tuyo.

Lo lloro y sonrío. Me tocó muy profundo.
Gracias por dejar volar y compartir estas palabras. Mil gracias!!!

A la mia la he visto llorar incontables veces. La última fue cuando tenía 9 años.
Anoche, en un sueño la volví a ver, logré besarla con todo cariño y toda complicidad.
Cuidemos de ellas, estén o no.

Cuidemos de nosotras!