comienzas a balbucear una y otra frasecilla elaborada.
Déjate llevar,
déjate llevar.
Me encontré a mi misma, de nuevo
observando esas pestañas tan pronunciadas hacia afuera,
esos ojos pardos, el pelo, en juego.
Tez, blanca, blanquísima,
cuerpo alto y firme,
palabras torpes,
nerviosismo de un lado a otro.
Departe tuyo,
departe mío.
Una tenue luz amarillenta nos empapaba,
el viento aparecía desde la ventana,
yo contemplaba de nuevo tus ojos,
pardos,
claros,
esas pestañas,
largas.
Esa piel,
blanca.
El cabello,
claro,
el cuerpo,
robusto,
la mirada,
infantil,
entusiasmada,
esperanzada,
"Déjate llevar".
No.
Mi cita,
me espera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario