La fuente maravillosa de la juventud se había secado, ahora solo quedaban rastros de tierra seca al fondo, la ironía es un poco agría cuándo no sale de mi boca, el placer no está en una cama, ni en una boca, ni en una botella de licor, el placer está en los días que pasan sin que te des cuenta, las sombras se proyectan al suelo esperando ser seguidas y copiadas.
La belleza es un niño malcriado posado en tus pestañas, en tu cabello y en tus piernas, tus pies casi deformes me asemejan un palmar.
Este día la saliva se me traga en la garganta,
la receta de el día se me ha quemado... otra vez.
Volvió a pasar Jorgito,
volvió a pasar.
domingo, 27 de septiembre de 2009
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