que desastre he hecho.
No podía ni siquiera verme al espejo,
solo veía mis zapatos de tacón de charol,
mi cigarrillo en la mano,
la tela suelta que caía desde mi cuello,
el desdén de mis palabras tan elaboradas,
los sentimientos que me tragaba de a poco,
la sensación de vacío en mi estómago.
Los recuerdos parecían cada vez más cercanos,
tu cara y tu aliento de nuevo,
tus manos temblorosas,
mis ojos cerrándose de a poco.
Ahora no eres más que unas palabras y un recuerdo cada vez más intenso.
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