martes, 29 de diciembre de 2009

Resignación.

Marcos era un fantástico chico treintañero de postura alta y rígida, iconoclasta y de ideas progresivas, un fantástico acompañante para cualquier estancia. 
Después de un rato de conocerle decidí aceptar salir con él a pesar de ver a alguien al mismo tiempo; charlamos un par de veces coincidiendo en lugares aledaños al centro, hasta que decidimos calendarizar un día par vernos específicamente y en un tono más directo. 
Lo esperé en un bar y pedí un vino, él llegó puntual, se veía mejor que nunca.
Se sentó frente a mi, estaba muy ansiosa.
Charlamos un rato antes de que se acercara un viejo amante a quien frecuentaba hacía unos meses y con quién apenas podía charlar. Se acercó bastante borracho y acercó una silla hasta nuestra mesa, me saludó con un beso en la mejilla y se adelantó a que yo lo presentara a mi acompañante y escupió las palabras más torpes:
-Hola como estás?, como está tu cita de hoy?, sabés que ella es un lío, nos veíamos antes, discutíamos cuándo no estábamos en la cama, es verdaderamente motivante, no te voy a decir que me alegra verla con un tipo, pero bueno, ojalá se llevan bien afuera de la cama.
Yo no dije nada, él se levantó después de eso y no se despidió de mi acompañante. Lo único que se me ocurrió decir fué:
-La gente borracha habla de más, la gente borracha es políticamente incorrecta.
Me ruboricé un poco y continué con mi copa de vino.
Después de un rato se acercó una vieja amiga a quién no veía hace mucho, nos saludó y se le quedó viendo, luego dijo en voz baja, pero perceptible al oído de mi acompañante:
-Sí, así te gustan verdá?, no tomés mucho como siempre, andate ligerita.
Fingí no escucharla y la despedí de la mesa.
Al incomodarme tanto sugerí cambiar de sitio, nos movimos a la zona rosa a un restaurante muy caro, esperaba poder costearme la cuenta si pasaba algún imprevisto como que le cayera un cometa encima a mi cita.
Al llegar ahí, coincidentemente estaba un antiguo "amigo", quién se acercó hasta mi me saludó de manera muy fina, y me preguntó:
-Andás de novia?, ese nunca fué tu estilo, bueno, él sabrá verdá?. Un gusto mano, permiso.
Al ver eso me tomé de golpe mi Pedro Ximenez y le sugerí salir. 
Lo ví a los ojos, capté su angustia y le dije sin más:
-Sé que no me llamarás, está bien, créeme que lo entiendo perfectamente, ok, ciao.
Paré un taxi y me alejé del sitio.
El nunca me llamó. 



5 comentarios:

Jorge Rodríguez dijo...

probablemente lo que necesités es un cambio de cuates porque con amigos así, ta pisado

producto1606 dijo...

Jajaja, posiblemente.
Saludos. :)

Prado dijo...

quizá al final no era tan progresista ni iconoclasta como él creía. jack daniels siempre llama a tiempo. Salud.

producto1606 dijo...

Sí, de seguro al llegar a casa leía a Saul Alinsky y lavaba su carruaje amish.
jaja.
Salú y feliz año nuevo. ;)

pablo chuken dijo...

Me encanta!