Una tarde entró a una librería de antaño, un joven delgado de apariencia sana y ojos azulados le atendió como de costumbre, por lo general Lorenzo llegaba a la librería cada semana a ojear la revista "ModArt" y la compraba cada cinco ó seis meses a pesar de ser por mucho una persona acomodada económicamente.
Esa misma tarde al salir de la librería dejó caer, sin darse cuenta, su billetera verde de piel; en ella habían decenas de billetes de cien quetzales. El joven de la librería la encontró media hora después, y en un ataque de paranoia decidió no revisarla si no solo ojear lo que dejaba ver una cantidad significante de dinero.
Dos horas después Lorenzo entró a la librería de nuevo y exigió su billetera, -"Es verde de piel y tiene billetes nacionales de denominación grande".
El joven de la librería la puso en su mano,
al recibirla Lorenzo escupió un perfunctorio "Gracias".
El joven molesto por tan pobre agradecimiento se volvió a él y le dijo:
-"Gracias" así?, tan raspante?.
Lorenzo lo vió con cierta ira y respondió:
-Sí, así como lo escuchó, era su obligación devolverme esa billetera intacta.
Y comenzó a contar el dinero.
El joven al recibir esa respuesta se hincó ante Lorenzo y de modo sarcástico le dijo.
-"Gracias a usted gran señor, por dejarme probar mi honradez".
1 comentario:
me gusta mucho tu narrativa!!!
que estes cool!
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