un gato se asomó en la ventana,
estaba viéndome desde arriba y era blanco.
La gente pasaba charlando en voz alta desde afuera,
los automóviles se encontraban unos con otros y preferían no parar.
Recordé con nostalgia aquella vez en la que preferí volver a casa,
y tomar la botella de vino junto a Dolores.
Las estrellas no se veían,
hacía demasiado frío como para ver hacía arriba.
Los olores de ese día casi se volvieron a mi.
Las sábanas tienen ese olor agradable,
cubren buena parte de mi cama y de mi moral,
la cama es baja y grande,
tiene un seguro anual y a dos mascotas sobre ella.
También un par de migajas.
Nunca entendí por que me gustó leer de noche,
tampoco entendí porque sentía nostalgia en las mañanas.
Mierda,
se me había hecho tarde,
otra vez.
1 comentario:
Si pudiéramos desdoblarnos sería fantástica la filosofada....podríamos ir a trabajar y quedarnos en casa soñando...
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