Entrada la noche llegué a casa, el teléfono volvió a sonar, preguntaron por mi, un tal "marero". Colgué de inmediato. Un rato después, salí a la farmacia, necesitaba una prueba de embarazo, así que pasé al mostrador, mi estómago estaba destruido por lo vértigos del día. Al momento de pedirla volteé al lado, ahí estaba mi amor platónico, RRRosa, él no me conocía, así que sólo volteé de nuevo la cabeza.
El hombre de la farmacia se me quedó mirando fijamente. Yo fruncí la boca y pagué.
No tuve el valor de hacerme la prueba esa noche,
no de contestar el teléfono.
1 comentario:
Definitivamente uno de mis favoritos.
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