A veces uno deja de hacer las cosas por amor, y comienza a obrar por ego, por vanidad, por aprobación, por encontrar algo excitante que le dé sentido a la vida. A esa vida aburrida a la que uno se ata por romanticismo, esperar encontrar el olor del cielo, impregnado en alguien. ¿Cuándo dejó de ser difícil llegar hasta mí? ¿Cuándo comenzó a ser tan difícil llegar hasta dónde mis ojos alcanzaban? “A los veinte años ella ya sabía fingir orgasmos”.
jueves, 10 de febrero de 2011
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1 comentario:
Chingón. Me viene bien justo ahora.
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