jueves, 24 de febrero de 2011

Noche de verano

Esa noche Lucía entró a la casa tan nueva ytan extraña. Estaba todo desordenado, la toalla húmeda en el salón.
Luego de un rato de estar entre harapos, decidió salir de ahí. Se puso tacones, chaqueta negra y pantalones ceñidos de cuero.
Ya en el cafetín llamó a un taxi, la copa de vino blanco parecía no acabarse.
De un momento a otro un hombre se le ha acercado, con palabras torpes ha intentado conversarle, ella le ha sonreido, pues siempre ha sido una chica muy propia, pero luego de un suspiro se ha parado de la mesa. Lo ha dejado ahí.
El taxista le ha cobrado más de lo debido a Lucía, pero la ha dejado a tiempo.
En casa de su amigo, Lucía se ha encontrado con Mateo, quién inmediatamente le ha remitido a Ponce a la cabeza, la misma boca, la misma expresión, el mismo tono de voz, el mismo cabello levemente encanado, la misma sonrisa, y la misma manera de respirar.
Lucía, con palabras torpes se ha acercado a él, intentando algo, que ni siquiera ella sabía, pero se sentía en necesidad.
Luego de un rato de trivialidades y silencios incómodos, Lucía se ha dado por vencido. Lo ha dejado ahí, le ha dado un apretón de manos y se ha alejado de la manera más elegante que pudo.
Camino a su hogar Lucía se fumo tres cigarrillos, le ha pagado al taxista y al entrar a casa se ha descalzado.
Le había parecido una noche desastrosa, no había podido comer nada, el alcohol estaba escaso y se había empeñado en alguien quién le emulaba a un amor pasado.
Se metió a la ducha. Empapada y con los cabellos despeinados se ha metido a la cama, si más.
La mañana siguiente se ha despertado muy temprano, a causa del teléfono.
Era Mateo.
Lucía ha sentido con un sobresalto en el corazón, jamás se hubiese imaginado que Mateo la buscaría y jamás se enteraría cómo ha conseguido su teléfono.
No podía creer que con sus torpes palabras haya intrigado a este bello hombre.
Y con ese pensamiento encima, Lucía le ha colgado a Mateo y se ha ido al cafetín, a esperar al hombre de escasas y torpes palabras que la había abordado hacía una noche. Pues él, cómo Lucía, también tendría mucho bueno que dar.

3 comentarios:

Ana González Ewens dijo...

Cuando nos encontramos en otros....me encantó.

Anónimo dijo...

un café de mañana para que las palabras fluyan; siempre hay alguien esperándonos, pero casi nunca lo sabemos.

Anónimo dijo...

entre dos, nena: "El amor es un crimen que no puede realizarse sin cómplice" (Charles Baudelaire)