Lucía estaba sentada en la mesa del comedor de la casa azul, ajustaba sus tacones y hablaba por teléfono con su amiga. Todo parecía muy confuso y angustiante.
En algún punto entre el mediodía y el atardecer tuvo una epifanía moderadamente sana, muchas cosas le quedaron claras en ese momento. Todo pasó muy rápido. Su impulso, su epifanía y su decisión de dejar pasar.
Se arregló el cabello y se fue a ver a su amiga.
En ese momento ya era alguien diferente.
Para bien, o para mal.
viernes, 24 de junio de 2011
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4 comentarios:
me gusta nena!
que me gusta dije!
epifanía y nueva vida, qué suerte
ni modo... no hay vuelta atrás
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