La ventana ya no sería la misma,
la hermandad se quedó en la calle siete.
El amor, también en la siete y cuatro.
¿A dónde correré ahora a esconderme cuándo todo vaya mal?
lunes, 12 de septiembre de 2011
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1 comentario:
Tal vez, no hará falta correr...
Saludos,
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