sábado, 16 de octubre de 2010

Curó la herida.

Mi amor,
mi querido hombre,
es tarde, la casa está es silencio,
ya se ha dormido mi hermana y apagó la luz.

Y en mis ojos querido, ya solo hay desierto.
Nadie vio como yo a ti te quise,
nadie vio cuándo te dejé de querer.
Ni siquiera yo,
hasta hoy.

Gracias,
vale,
que me espera el taxi.


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