Mis brazos y piernas están cansados,
la cadenilla de la puerta está rota,
aún así, sigo asomándome de cuándo en cuándo afuera,
a ver si vienes.
El viento mueve las cortinas,
hay nubes, hay frío, hay un niño llorando en la calle.
Cierro la ventana,
y las cortinas,
hoy, no quiero que me vean.
Yo sé que no vendrás, querido,
que las luces se encenderán y apagarán,
y pasarán los días, las horas, los minutos,
adentro de mi cuerpo,
adentro de mi boca.
Así que,
iré, y cultivaré mis malas costumbres.
Sin culpa.
5 comentarios:
me encantó
Gracias.
Excelente poema! Un final punzante, delirante y genial.
... y sin miedo
Anais Nin, siempre:"Cualquier forma de amor que encuentres, vívelo".
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