martes, 25 de marzo de 2014

Tu eres la Ciudad*

*Aplica restricciones.
Hace algunos meses me mudé al Barrio La Misión en San Francisco, CA.
Este barrio ha venido sufriendo cambios significativos de gentrificación desde finales de los noventas.
Uno de los únicos puntos que aún conserva inquilinos e identidad Latina por excelencia es la calle Misión, donde yo vivo. Hay un gran movimiento de resistencia a la gentrificación y una importación de identidad muy marcada, sobre todo de México y Centro América.
Hoy le comentaba a mi mejor amiga como acá tengo más aceptación y afinidad hacía una cultura de mujeres definidas y autodidactas a nivel educacional, que asumen un rol de mujer hispana y no niegan el mestizaje de la cultura de los países del istmo, el caribe  y México, si no, que se educan al respecto, lo entienden y lo asumen como tal, para poder co exixtir en una sociedad en donde siguen siendo una minoría, y a la vez afrontando lo que conlleva eso.
En Guatemala, pues, sigo siendo una “shuma”.
Nací en el centro de la Ciudad de Guatemala, que pronto se convertiría en el “Centro Histórico” y eventualmente entraría en poder municipal el hombre que estuvo al mando  de la firmísima de la “paz” “#paz” Alvaro Arzú, que parecía le tenía un especial “cariñito” al centro y sus aledaños, como la zona 2 y parte de la zona 3.
Recuerdo cuándo los niños drogadictos que merodeaban en el parque Concordia ubicado en la quinta avenida de la zona 1 capitalina (cerquísima del Restaurante-Bar Chino, “El chino pobre” y muy cerca del famosísimo “Restaurante”-Bar “Las estrellas”) fueron desaparecidos y luego encontrados muertos en el vertedero “municipal” de la zona 3.
Poco después de esta desaparición comenzó la “RE Modelación” de dicho parque. Irónicamente en el lugar se colocó una horrible estatua que “conmemoraba” a los niños lustradores del centro. Oficio que ocupaban la mayoría de niños desaparecidos en sus alrededores.
Pareciera que en Guatemala ya estamos acostumbrados a ese término, el de la “desaparición” y nos lo tomamos tan a la ligera, pero con menos sorpresa como si viéramos un acto de magia en uno de esos Centros Recreativos que parecen que se han congelado en el tiempo, como Xocomil o el más reciente Xetulul.
Poco tiempo después comenzaron los desalojos de inquilinos de antiquísimos edificios en el centro que habían pasado a los menos afortunados o bastardos hijos de la oligarquía guatemalteca, o en el mejor de los casos eran llevados por esas grises oficinas de contabilidad que parece que todo lo que hay ahí se ha desteñido por el sol, incluyendo a los que ahí laburan, pero siempre en manos de la oligarquía.


La renta comenzó a subir incontrolablemente y los edificios que en su mayoría eran ocupados por antiquísimos inquilinos, madres solteras, diputados que los alquilaban mensualmente para llevar a sus “amiguitas” y “amiguitos” después de su ardua jornada de trabajo en el Congreso. Y también, ocupada simplemente por gente humilde y de clase baja como mi familia y yo.
Por supuesto que nos movimos de un lugar a otro debido a las alzas en el centro, incontables veces. Eso fue parte de mi infancia y adolescencia.

Arzú nos ganó la jugada. Ahora los edificios eran más estrictos que nunca y mi familia y yo siempre fuimos acumuladores de animales. Así que de patitas en la calle.
Cuándo me fui a la mierda de mi casa, decidí no abandonar el centro, y migraba de un lado a otro con mis pertenencias en dos maletas y un gato en una funda de almohada que no se movía cuándo entraba y se hacía pasar como una bolsa de zapatos, cuándo alzaban la renta o descubrían al gato, que a veces encontraba amiguitos rescatados de la calle, pa´fuera con todo y cuadrúpedos.

Esta gentrificación no solo afectó el área en la que vivía, si no que afectó mi estilo de vida. Cada vez tenía que caminar más lejos para encontrar un almuerzo que se acomodara a mi presupuesto.
Cuándo me casé me mudé de vuelta al centro con mi compañero “canchito” para mi sorpresa, él se ajustaba perfectamente al lugar lleno de turistas y de descendientes de la oligarquía que organizaban “tours nocturnos” que los paseaban por el  centro para conocer lugares “históricos”. Estos turs movilizaban a la gente en buses con aire acondicionado, sistema gps, y con seguridad privada.
Los buses de ruta roja también tiene seguridad privada, delgados hombres que cubren jornadas de 16 horas atareados por el sol que le pega a sus quemadas caras y los hace adormitar en medio de la “amontonazón” de usuarios que luchan por un espacio en el autobús porque por la hora “ya no pasan más y si vienen cobran lo que se les da la gana los animales” citando a mi mamita.
Estos buses rojos, son autobuses escolares donados por las escuelas privadas de los Estados Unidos de Norte América, o bien, los Yunais, de los cuales se han querido deshacer por “desperfectos menores” que arriesgan la vida de sus pequeños y adinerados pasajeros.
Ya en Guatemala los pimpean y colocan rótulos removibles de números con pintura fosforescente en degradé con los nombres de los lugares más populares de la ciudad, como: La Chácara, Pinares, Términal, Reforma, Cenma o El Paraiso.
Cuándo decidí ingresar a la Escuela Nacional de Artes Plásticas ENAP, cogía un bus de la ruta 82 ó en su defecto el 101 que me llevaban hasta mi destino, ahí me pasó de todo, desde un hombre robando mis pertenencias hasta una mujer escupiéndome en la cara un “gargajo” ensangrentado.
No me puedo quejar, de verdá que no.
Recuerdo cuándo tenía 5 años, iba con mi padre en un “Ruletero” y este cogió candela en el motor, es decir: Entró en llamas.
Todos los usuarios se bajaron corriendo inmediatamente.
La novia (asumo) del chófer corrió a una caseta a comprar dos bolsas de agua “pura” que vertió sobre las llamas haciéndolas cesar.
Al ver a la distancia y percatarnos de que no había cerca más que sol, la caseta y una larga carretera sin más vehículo que el que a penas había cogido fuego, nos persignamos y seguimos la ruta.
Llegamos sin novedá, no más con un sustito.

Con la certeza de que ya me he desviado del tema, reitero, que no creo que la gentrificación sea algo negativo, si no afectara de manera tan directa a quienes somos parte del “inmobiliario original”.

Es tarde en San Francisco y mientras camino por la 18 de la Misión a 6 cuadras de mi casa pasan los mounstrosos y hermosos autobuses de Google que llevan a la gente de la calle 24 (Donde vivo) a Palo Alto en la parte alta de las colinas donde queda la meca Google en donde son remunerados con estúpidas cantidades de dolarucos. La migración de Centro Americanos al área de la bahía ha convertido a San Francisco y aledaños como el área de los yunais con más densidad de población del istmo Americano. Esto se debe a muchos factores como la guerra civil (Que nos encanta negar), la construcción del Canal de Panamá que usaba mano de obra centroamericana y les daba acceso marítimo a Gringolandia a los trabajadores. (El auto corrector acaba de poner “Gringolandia” con mayúscula) y gracias a nuestro sistema precario y besa culos que nos heredó el legado de dictaduras apoyado por más ni menos que compañías como J.P. Morgan y la legendarísima United Fruit Company los barcos llenos de productos exportados desde nuestros pueblitos (Bananos) se iban no solo con la mercancía cuasi robada y exenta de impuestos (¡!) si no con agricultores mal pagados del área.
Años después San Francisco se convirtió en una sede de migración Centro Americana por lo que los nuevos migrantes ilegales y legales iban “a dar” al área de la Bahía con toda la family que se desplazó al área de la Misión luego de haberse convertido en un lugar amigable para los “cafés-collares azules” con mucha demanda laboral para indocumentados y gente sin permiso laboral.
Ahora, cuarenta añitos después, La Misión está en un gran auge de gentrificación.
Mi edificio está ocupado en un 89% por familias latinas 5% asiáticos y el resto son anglosajones, (Algunos muy raros y un poco pervertidos como mi vecino) sin embargo según el querido Rigoberto, alías el “Menin Char” : "Ah sí usté, esque cuándo renove el contrato le van a subir a la renta, muchas familys se están yendo a casitas más grandes, mas lejos pero más espas-sioso y qué, más barato
Luego de hablar un rato con Rigo sobre su mamá, bajé a la calle y vi el edifico que construyen a una cuadra que ofrece Lofts de lujo en pre venta y ofrece también planes de pago a largo plazo con el poyo de los préstamos bancarios. En el anuncio se observa a una pareja de hermosos rubios (de diferentes tonalidades pero canchitos los dos). Al lado de estos collares blancos un perro de pura raza labrador, dorado como el sol. Debajo de ellos se lee una frase que si mal no recuerdo maneja un eslogan que dice: “Become part of “the city””
Yo no pude dejar de pensar nada más y nada menos que mi Barrio de Guate, ese barrio que vi crecer poco a poco mientras yo crecía también. A lo largo de los años vi carteles verde fosforescentes que manejaron eslogan tales como ese. El primero decía: "Yo soy la Ciudad". Hasta el ahora evolucionado “Tú eres la Ciudad”.
Pero al que lea esto, se le debe advertir leer también las letras pequeñas.
Yo soy la ciudad si llevo un apellido que me da un linaje. Yo soy la ciudad si soy un servil clasemediera de la oligarquía con aspiraciones locales y llenas de clichés utópicos e hipócritas, yo soy la ciudad si me dejo fotografiar con mi herencia milenaria y sagrada por estúpidos e impresionables turistas, yo soy la ciudad si le pago a una cholera un salario mínimo por lavar mis porquerías, yo soy la ciudad si lo único que se decir, es “sí”, o “ahora ya estuvo”, yo soy la ciudad si me dejo guiar por ese mismo eslogan que quiere entorpecerme y decirme que está bien, y es lo correcto autocolonizarme.
Y a los que no aplicamos o no calificamos, pues no nos queda más remedio que leer las letras pequeñas del anuncio como cuándo nos llega el recibo de nuestra primera tarjeta de crédito. (Que por cierto fue inventada por un guatemalteco) a nosotros que el término gentrificación nos ha perseguido como la idea del Coco que persigue a una niño de cinco años. Nosotros, los shumos que nos callan a golpes (Golpes bajos) no nos queda más que salir de la escena como cuándo Mario Bros pierde su última vida y cae afuera de la pantalla con una tonada definitiva y burlona, y seguir peleando desde lejos.

5 comentarios:

Unknown dijo...

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Anónimo dijo...

Wow! que interesante la muchachita tirando mierda desde USA, criticando el sistema en el que ella vive ahora. Quería vivir de regalado en GT y ahora lo hace con su gringuito en Estados Unidos. Como es que abundan los hipócritas, mientras nosotros vivimos echando punta para contribuir al país. Hablan de estupideces como "oligarcas" y "ricos" jajaja. Están en contra del progreso pero quieren ser parte del sistema, están en contra de pagar impuestos, pero quieren que la zona 1 sea un paraíso. Si el que quiere progresar se parte el lomo trabajando y cumpliendo sus metas. Pero es más fácil sentarse frente a una computadora (que seguramente no es barata), tomándose una gallo o un ron Botrán, mientras hablan pendejadas de los empresarios guatemaltecos. Hipócrita!!

Maritza Reyes
marireyesgt@hotmail.com
marireyesgt2@hotmail.com

Lady_Blue dijo...

Hola. Te felicito por otro excelente post, sólo dices la realidad que vive Guatemala, la verdad que duele a muchos (yo entre ellos), pero, 1ero. que nos queda si tenemos la oportunidad de emigrar? 2do. La crítica? De que serviría, si no hay crítica, no sabemos si lo estamos haciendo bien o mal; aunque yo soy de las personas que prefieren críticas constructivas. 3ero. La envidia, no añado más a este punto porque creo que es obvio al comentario que me refiero. 4to. He comentado para demostrarte mi apoyo, que eres una mujer hermosa (no me refiero sólo a lo físico) si no a la persona que eres. Sé que no eres perfecta, nadie lo es, así que take it easy, no te sonrojes. Saludos para tu "gringo", para ti y esa familia de cuadrúpedos. Desde un lugar de Europa.🍺

Erika A dijo...

Hola:
Me presento brevemente, estudio la maestría en urbanismo en la UNAM y como parte de un curso sobre ciudades de centroamérica, realizo una pequeña investigacióne exploratoria sobre fenómenos de gentrificación en Guatemala, desafortunadamente no encuentro publicaciones de investigaciones.
Espero puedas compartirme mayor información sobre el proceso que viviste en el Centro Histórico, fechas, y si tienes información de lo que sucede en la actualidad.
Gracias.
Erika A
mi correo es erika.angulomartinez@gmail.com